Acá están mis hijos, grandes, sanos, radiantes e inteligentes. Debo reconocer que al inicio cuando supimos el diagnóstico no fue fácil, comenzamos un camino lento, de mucho miedo e incertidumbre, pero siempre dispuestos a aprender para acompañarlos y permitir que superaran cualquier barrera.- Gracias a Dios, que puso personas importantes en nuestro camino, entre ellos las tías y tíos del colegio San Marcos, una tremenda comunidad educativa que sin su capacidad, entrega y respeto todo hubiera sido más difícil, recuerdo el miedo, la incertidumbre e incluso los prejuicios de sentimos al inicio, sin embargos los talleres de acogida fueron tan significativos que nos permitió, como padres, sentir la seguridad que nuestra hija, que inicialmente, partió en el colegio, iba a estar segura e iba avanzar con creces.- En cada entrevista y reunión pude apreciar cuanta dedicación tenían con mi hija, ya que conocían cada gesto, cada conducta y sabían encausarla de forma muy profesional, además de contenernos como familia en cada desafio que debíamos enfrentar, así fue cuando luego de dos años y medio, nos dieron el alta, agradecidos nos despedimos, sin saber que luego debíamos volver con nuestro segundo hijo.- Sin dudarlo, fuimos en busca ese importante apoyo por segunda vez, y como la primera vez, fuimos acogidos con cariño y respeto.-
Somos una familia muy agradecida del camino recorrido con el Colegio San Marcos, con sus apoyos, los que sin duda permitieron que mis hijos avancen de una forma maravillosa, agradecida de cada profesional, de cada trabajador, cada gesto, cada apoyo, les debemos muchísimo, que Dios bendiga a todo el equipo de la comunidad San Marcos, que tan importante labor realizan día a día con nuestros hijos y sus familias, muchas veces abandonadas y carentes de información con el diagnóstico inicial.-
Un abrazo fraterno